
Después tenemos toda la semana para comentar el partido que vivimos, hasta que llega la hora de viajar con el oído pegado a la radio e imaginarnos cómo nuestros jugadores van dejando todo en la cancha que visitamos. Es que ya sabemos como salta el Cóndor, como se proyecta el Cato, como gambetea Cappa, como la mueve el Nico. Padecemos y festejamos como si lo estuviéramos viviendo allí. Y así sigue. Una semana más comentamos el nuevo resultado, pero ya pensando en el fin de semana y en el partido que nos va a tener nuevamente de anfitrión. Vamos orgullosos a comprar la entrada, avisamos al vecino, al amigo y al tío para ver quien pasa a buscar a quien, llamamos a la familia y a los compromisos para avisar que la tarde va a estar dedicada a nuestro único amor: ver jugar al Tomba.
¡Qué linda rutina la del fútbol! Por eso ruego al cronograma que no vuelva a tildarse en el tiempo porque dos semanas pueden ser una eternidad.
Para el fin de semana próximo pronosticaron altas temperaturas y un sol radiante... ¿Acaso no será tombino el cielo mendocino que esperó dos semanas para, con el calor de su equipo, poder brillar...?
Post escrito por TortugaBodeguera
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