7.12.07

Tucumán, provincia tombina

Desde el lunes al mediodía hasta el martes a la tarde, dos tombinos llenaron de alegría las calles de San Miguel. Con la camiseta puesta orgullosamente, disfrutando de las miradas sorprendidas de los tucumanos y recibiendo algún que otro comentario siempre en buenos términos, el Jardín de la República tuvo dos representantes 100% bodegueros.

Una magnífica postal de Ciudadela en pleno anochecer.


La parte trasera de la platea.

A punto de salir del hotel, el micro espera por los jugadores.

Las dos camisetas tombinas hicieron gala y marcaron presencia en San Miguel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cronica del momentos antes de que la redonda empezara a girar...


Todavía no sonaba el estrepitoso disparo del árbitro y yo ya sudaba la camiseta…
Dentro de la manga las franjas azul francia de nuestros colores chocaban con el rojo de los pantalones del contrincante, del que más que enemigo compartía, quizá, con nosotros la misma adrenalina y el fervor que ya se denotaba en las frentes húmedas, en las manos transpiradas que cargaban la pelota y llevaban la delantera. Porque quienes ya empezábamos a mover las piernas ya soñábamos con el grito del zapatazo al arco, con la atajada histórica, con el pasto saliéndose de la tierra después del mejor robo de la redonda; porque todos, seguramente, soñábamos irnos con la victoria…Ese rojo que chocaba en la infinidad del aire se multiplicaba por miles en una ciudad de hinchas, en el mapa del continente de seguidores tucumanos, de los que dejan lágrimas de sudor y alegría por su equipo…

Creo haber tropezado cuando ya pisé ese verde que se contactaba con mi pie inquieto que trataba de moverse normalmente pero que sentía los nervios que iban y venían corriendo por la piel…
Jamás me voy a olvidar del estruendo de la cancha que temblaba al son de su hinchada, el aliento a coro y las banderas flameando de lado a lado eran como las notas entonadas que miles de músicos transforman en la melodía más pareja…
El humo, las luces y los fuegos de artificio cubrían las once almas que ya se desplazaban y enorgullecían a su gente, además de cubrirnos a nosotros, a los otros once que veíamos en ese estadio los rostros de los nuestros dibujados en sus 30.000 rostros, de los que seguramente estaban pegados a la tv con las tantas cábalas funcionando, imaginamos a los taxistas y viajeros que seguían una sola ruta que era la que la radio iba guiando, imaginamos algún hincha tombino infiltrado entre tantos que seguramente se estaría mordiendo la lengua y apretando su puño con toda la fuerza del universo. Tantas cosas nos imaginamos que empecé a notar a mí alrededor una especie de nebulosa de la que huía corriendo…
Logré concentrarme en la línea del área desde donde me ubicaría para arrancar con el primer pique hacia la ansiada gloria…
Logré concentrarme en las caras de los míos, de los que vestían orgullosos sus colores y con los que éramos uno, el equipo mendocino, el querido Godoy cruz; esas fieras que buscaban el triunfo que hiciera feliz a su gente expectante, a la familia que nos amamantó con los colores del club y nos educó con las reglas de esta popular pasión que es el fútbol; a los que quizá solo nos dieron alas para emprender este vuelo que nació sin saber como ni porqué, a los vecinos que se acercan a desear suerte y a comentar los resultados, a esa q no sabe mucho ni de infracciones, ni de puntos, ni de gambeteadas pero que aguanta ausencias y que una que otra vez tuvo alguna victoria dedicada.
Logré concentrarme y busqué la cara del técnico que con seriedad esperaba por dirigirnos, con la fe intacta en sus palabras y en su mano, la que nos tendió con confianza y la que nos dio el empujón para buscar la experiencia que nos haga crecer…

Por último logré concentrarme en el de arriba, en el flaco al que le debo el respiro y el aire impregnado de pasión que respira mi alma, al que le debo el día a día de mis colores y el respiro de los que me acompañan en ésta ruta que es la que elegí seguir…me concentré en EL y el silbato sonó, sin dejar eco, con su estridente sonido… me concentré en EL, sonreí y me eché a jugar…